La supervisión de equipos de trabajo es algo parecido a pasar la ITV de un vehículo, de la caldera, o a la revisión médica periódica. Todos los sistemas ya sean mecánicos u orgánicos tienden al desgaste, al deterioro, a la entropía.
En sistemas humanos las relaciones tienden a erosionarse y, específicamente en entornos organizacionales, el ritmo frenético y la necesidad de alcanzar puntualmente los objetivos provoca tensiones que afectan al estado de ánimo de profesionales y equipos.
En WeMind abordamos la supervisión como un espacio periódico, que permite a los profesionales parar, centrarse en la autoobservación, atender y disolver tensiones, gestionar conflictos, celebrar logros, etc.
Y es que poder manifestar, compartir diferencias, dificultades, frustraciones, anhelos, logros…en un espacio íntimo y confidencial, refuerza el sentido de pertenencia al equipo.
La vulnerabilidad - que no la debilidad-, acerca a los profesionales y permite crear vínculos sanos y útiles para afrontar los desafíos y retos que deben abordar equipos y organizaciones.
Observando nuestra experiencia en supervisión durante 17 años, podemos constatar que los procesos de supervisión que ofrecemos facilitan:
Para terminar, quiero contestar a esta pregunta, que surge a menudo. Siento que no hay una sola respuesta y que cada contexto pide ser visto de forma única.
A veces, la presencia del líder intimida e impide la fluidez del espacio y que se desarrolle un proceso útil. En cambio, en otras ocasiones, en su presencia se generan espacios para que, cada cual, desde su lugar y su rol, pueda explorar estilos de comunicación, dinámicas potencialmente tóxicas, etc. De este modo, se sanean y fortalecen los vínculos, en un proceso de empoderamiento de todo el equipo.
Acompañamos a organizaciones a conseguir equipos de trabajo más conscientes, responsables y eficientes.
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